martes, 11 de noviembre de 2014

Crisis en el balompié nacional

Escrito por Daniel Granados

Ganamos el presente, perdemos el futuro

Es notable el crecimiento de la Selección Colombia en los últimos años. Varias podrían ser las razones; por ejemplo, tener futbolistas con buen rendimiento en el extranjero, caso James Rodríguez y Falcado García. Otra causa sin duda es la llegada de José Néstor Pekerman al banquillo del equipo ´cafetero´; pero, ¿será que tenemos algo más que el presente?, actualmente el país recupero una gloria perdida hace ya 20 años; sin embargo, son muchos los factores negativos que pueden entorpecer esos logros a futuro.

Las frase “perder es ganar un poco” de Francisco Maturana, dejo de tener relevancia en un país que saboreo un poco de gloria agridulce en el mundial de fútbol Brasil 2014. Sin duda, es de reconocer, el hecho de que el país gano un prestigio a nivel mundial en este deporte; sin embargo, también ese reconocimiento sirvió para esconder todas las crisis que sufre la liga nacional y los jugadores que hasta el día de hoy, si no viajan al extranjero carecen de oportunidades para ser futbolistas profesionales.

Para nadie es un secreto que los clubes profesionales del país están en crisis, sacando de la bolsa a instituciones como Atlético Nacional, Independiente Santa fe y tal vez al Deportivo Cali, el resto son una manada de deudores, no solo del estado sino de sus propios jugadores. ¿Cómo solucionarlo?, ni si quiera el propio presidente de la Federación colombiana de fútbol Luis Bedoya lo sabe o simplemente, se ha hecho el de ´la vista gorda´ durante sus años al mando.

En esta cadena de problemas, tenemos la mentalidad del futbolista en su proyección como profesional. Tal vez el primer punto a tratar sea el problema de la ´rosca´, si, ese que acecha a todo el mundo laboral también afecta al deporte
.
Luego viene el prototipo de jugador que requiere cada equipo, en Colombia siempre es el mismo, el tipo alto, fuerte y con gran portento físico, este biotipo tiene ventaja sobre el resto, así que se dejan muchos talentos de lado.

Finalmente, la propia mentalidad del jugador. Ese que busca el dinero por encima del deporte o simplemente, por falta de oportunidades busca su futuro en otra parte; por ejemplo, citó un caso que propuso el columnista deportivo Antonio Cásale, el cual propuso la historia Falcao García. Tal vez uno de los futbolistas más importantes de los últimos tiempos del balompié nacional; sin embargo, resalta que este nunca jugo en la Liga Postobón, ya que su exitosa carrera empezó en Argentina como muchos futbolistas,  y a mi opinión, seguramente terminara fuera del país.

El caso más importante seguramente es el de nuestro técnico y héroe nacional; José Néstor Pekerman, porque muchos no recuerdan, que el técnico argentino estuvo a punto de no renovar contrato para seguir en el banquillo del país. Muchos podrán decir ´lo necesitamos´, otros ingratos opinarían que el mérito de los jugadores y un proceso de años atrás; pero la realidad, es que si Pekerman no continua, volveríamos al lugar que teníamos hace cuatro años, el fondo del ranking FIFA.

Hay muchas situaciones en que pensar, tal vez, debemos dejar de inflarnos el pecho con nuestros futbolistas, que solo juegan en el extranjero y preguntarnos qué pasa con los de la liga local ¿Acaso ellos no son el futuro del fútbol colombiano?, ¿cuándo los demás se retiren que vamos a hacer?, el mundial se acabó señoras y señores, hay que pensar más allá de la copa América o la célebre frase ´era gol de Yepes´.


También hay que pensar en las crisis económicas de los clubes colombianos. El poco interés de la Dimayor (máximo exponente del balompié nacional) para ayudar a los jugadores, las pocas posibilidades y falta de mentalidad que azotan a los colombianos de la liga local, pueden ser un reflejo del futuro de una selección que tampoco asegura la continuidad de su máxima figura después del torneo continental, el argentino José Néstor Pekerman.

lunes, 10 de noviembre de 2014

El uso de la palabra

Escrito por Daniel Granados

Pienso, hablo y luego existo

“Pienso luego existo”. La famosa frase de René Descartes que revoluciono no solo la filosofía sino también, el pensamiento humano. Dicho enunciado buscaba dudar de todo, incluso de la propia existencia; sin embargo, al darse cuenta de la propia significa que se estando pensado, luego se llega a la conclusión de que ese humano existe. ¿Pero será que esa frase es correcta? ¿Primero hay que pensar para existir?

El 29 de octubre, se realizó una conferencia en el Hotel Royal Park, con el nombre de Encuentro Internacional de Radio. La temática era simple, los manejos de los medios en la sociedad. Pero, lo realmente importante y lo que capto mi atención, fue una frase  del locutor de Radio Nederland y conferencista de ese día, Alberto Sierra; “René Descartes se equivocó”.

Después de escuchar esa pequeña oración, preste toda mi atención al conferencista. “Estaba loco” pensé, sin embargo, justificó lo que sería un sacrilegio para los filósofos con argumentos netamente comunicativos.

“Pienso y luego existo está mal. ¡Debería ser hablo y luego existo!, decía Sierra exaltado, justificando, que las personas que no se comunican de ninguna manera, no existen en la sociedad.

En parte tiene razón; pero, ¿Solo por comunicar existes, así este mal lo que se informa?; por ejemplo, en el caso de los periodistas no creo que aplique. Si alguna vez damos mal o mentimos en alguna información nuestra carrera término, en el mundo de la comunicación dejaríamos de existir.

Con el merecido respeto que merecen los personajes ya nombrados, podrían combinarse sus frases en una sola, algo como ´Pienso, hablo y luego existo´. ¿Por qué?, bueno; hablar puede hacerlo cualquiera; pero con sentido muy pocos, ahí entra el pensamiento (razonamiento) el cual se encarga de formar nuestras ideas, luego hablas para expresarlas y si es algo valido o lógico existes o no. Quiero aclarar, que esta es una idea filosófica de mi parte, que puede aplicarse o no a la realidad cotidiana.

Por mi parte, pienso que el solo hecho de tener un cuerpo no es suficiente para existir, hay que usar el don de la palabra, ese que nos hace únicos e irrepetibles ante otros. Eso sí, primero pensar en lo que se dice, esto no solo aplica para la filosofía o los medios de comunicación, es para todo tipo de vida que lleve el ser humano.

No está obligado a usarlo; pero cuando este en una situación en la cual deba destacar, recuerde “Pienso, hablo y luego existo”.